LUCHA CULTURAL
por Alejandro Fabara Torres
«El poder se gana por las ideas»
Antonio Gramsci
El pensador italiano, en su libro «Cuadernos de la cárcel» decia que la batalla por las ideas es la verdadera lucha por la hegemonía. Si esta lucha de las ideas se gana en la sociedad civil, casi siempre se gana también en la política.
Esta cita de Gramsci entiende que la lucha por las ideas es parte de la batalla cultural para construir un liderazgo, entonces propone «adueñarnos del mundo de las ideas, para que las nuestras, sean las ideas del mundo». En este sentido, el autor nos hace ver que la cultura es un fenómeno de masas y una herramienta indispensable para construir hegemonía, un modelo societario, destacando que la madre de todas las batallas es la lucha cultural.
Cuando Gramsci habla de hegemonía se refiere a la construcción de un modelo de sociedad — en otras palabras — lo que hoy conocemos como «proyecto de país». Para lograr esa hegemonía se deben ir librando varias luchas en el seno de la sociedad (en el terreno político, económico, social, etc.) A esto Gramsci define como «guerra de trincheras» o «guerra de posiciones»; es decir, ir ganando batallas que permitan construir el fin último: la hegemonía o proyecto de país.
No hay liderazgo sin estética. Las formas son fondo. Cualquier intento de la oposición que quiera competir y, eventualmente, ganar debe rivalizar culturalmente con su adversario.
El eje de lo ideológico se ha desplazado al eje de los comportamientos. Hemos pasado de las dicotomías tradicionales como izquierda-derecha a nuevas polaridades más complejas, y que tienen una base cultural, con gran impacto en los electores: antiguo-moderno, pasado-futuro, analógico-digital. Definitivamente no es posible liderar el futuro pareciendo rancio o antiguo.
Hoy en política, hay que tener un grupo de profesionales para una campaña electoral. La lucha por las ideas necesita un poeta, un escenógrafo y un fotógrafo. O en estos tiempos de multitudes inteligentes conectadas y de causas, es mejor hablar de un poeta social, un escenógrafo ciudadano y un creador de imágenes que emergen de la misma sociedad y del activismo movilizado. Belleza de las palabras, de las escenas, de las imágenes. Pero siempre primero los contenidos, las ideas y su plasticidad emocional. Luego, los canales y datos con su eficacia inteligente. Ese es el camino.